Mem Guímel

Asociación Socio-Cultural MEM GUÍMEL
Por la difusión de la cultura hebrea-Sefardí desde Melilla (España)
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miércoles, 9 de mayo de 2012

Rabbi Saadia Edaty Z.L.




Historia de Rabbí Saadia Edaty Z.L.
(Extraído del libro Imágenes de Melilla y su Judaísmo)

Muy poco sabemos de la vida de este Rabino. Lamentablemente todo lo que podemos contar está basado en leyendas que fueron pasando de generaciones en generaciones.
Según lo que escuchamos de nuestros padres, parece ser que era un enviado de Israel que visitaba las diferentes comunidades de la diáspora, recolectando dinero para sus habitantes. Según parece que Rabi Sadia iba acompañado de un musulmán que era su ayudante, y al acercarse a Melilla se sintió muy débil y supo que iba a morir.
Le pidió a su ayudante que le cavara un pozo y le dijo: “Yo voy a bajar al pozo y cuando veas que ya no respiro, cúbreme con tierra”. Efectivamente eso fue lo que pasó, el musulmán los cubrió de tierra y dirigió a Melilla.
Los habitantes del lugar se enteraron de lo ocurrido y algunos quisieron apoderarse de las pertenencias con las que había sido enterrado Rabí Saadia. Subieron al monte y cuando llegaron al lugar y empezaron a cavar, una piedra enorme cayó de lo alto de la montaña y se posó exactamente sobre la tumba.
Otros cuentan (según  lo narrado por R. Shlomo Aserraf Z”L) que R Saadia viajaba en un barco con otros jajamin, y debido a un temporal naufragó el barco y de los tripulantes sólo se salvaron varios Tzadikim, entre ellos Ra Saadia Hadati, R Isaac Ben Gualid y Rafael Enkauwa. R. Saadia llegó a Nador y vivió allí varios años.
Cuando sintió que iba a morir, pidió a un muchacho musulmán que fuera a Melilla y pidiera a los hebreos de esta ciudad, que vinieran a enterrarlo, pero por algún motivo no conocido, el mozo volvió sólo e intentó organizar un grupo de musulmanes para enterrar al Tzadik, pero estos se negaron totalmente a enterrar a un judío; el muchacho volvió junto a R Saadia y le prometió que él lo enterraría con honor.
R. Saadia le escribió al musulmán un pergamino, en el que rogaba a los judíos cada año dar una suma de dinero, como recompensa al haber tenido el mérito de enterrar al Tzadik. Al fallecer R. Saadia y haber sido sepultado por el muchacho, los vecinos musulmanes del pueblo al escuchar la noticia, quisieron matar al muchacho como venganza por haber enterrado a un judío. Milagrosamente, en esos momentos bajó una gran roca del cielo pasando por todas las casas de la aldea, hasta posarse sobre la sepultura de R. Saadia. Los musulmanes que quisieron vengarse del ayudante del Tzadik quedaron congelados sin poder moverse hasta que el muchacho rezó por ellos sobre la tumba, hasta que pudieron moverse.
Después de este milagroso acontecimiento, tanto los hebreos como los musulmanes, acostumbraran a Zorear la tumba del sagrado R. Saadia, dándose cuenta de este misterioso Tzadik