Mem Guímel

Asociación Socio-Cultural MEM GUÍMEL
Por la difusión de la cultura hebrea-Sefardí desde Melilla (España)
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viernes, 27 de abril de 2012

LAS BIBLIAS DE SEFARD


LAS BIBLIAS DE SEFARAD

POR “Honorio Feito Rodríguez”



La Biblioteca Nacional de Madrid celebra dos exposiciones grandiosas. Una tiene por protagonista a la propia Biblioteca Nacional, y expone una panorámica de sus fondos. Mapas, fotos, libros, técnicas, posters… todo cuanto cabe en la Biblioteca, y es mucho, ocupa un lugar en la amplia vitrina. Originales de obras importantes de la literatura, de la fotografía, de la comunicación. 

La otra exposición es la titulada Biblias de Sefarad, con el subtítulo “Las vidas cruzadas del texto y sus lectores”. El motivo de esta muestra es subrayar la importancia que la Biblia hebrea tuvo, a lo largo de la Edad Media, para los judíos que vivían en España. Manuscritos bíblicos y medievales y obras auxiliares de estudio, así como algunos objetos, para el estudio de los textos bíblicos, que reproducían o representaban.
Resulta una exposición interesante y amena sobre un aspecto mitad religioso, mitad cultural, de nuestra Edad Media. Muchos de los objetos que se muestran han salido, por primera vez, de su emplazamiento y cada uno, por sí mismo, tiene su propia historia. Libros escondidos, censurados, requisados por la Inquisición, buscados por hebraístas cristianos… algunos marcharon también al exilio con sus propietarios y luego fueron adquiridos por coleccionistas llegando, finalmente, a colecciones públicas o privadas. 
La muestra enseña al visitante el celo religioso y cultural de esta comunidad y el interés por manejar no sólo el idioma castellano, o los locales según la ubicación de cada comunidad, sino también el interés en el manejo del hebreo, el latín y el árabe. En este sentido, destacan los realizadores de la exposición que los códices bíblicos sefardíes transmiten el sistema de anotaciones marginales al texto de la Biblia y explica algunas peculiaridades del texto. Entre los siglos X y XI, se escribieron diccionarios y obras gramaticales cuyo fin era sentar las bases del conocimiento científico del hebreo para tener un conocimiento exacto del texto bíblico. 
Una de las joyas de la exposición, a mi juicio, es el libro de Ester, escrito en un rollo, que se lee durante la celebración de la fiesta de Purim, que celebra la liberación de los judíos presos por el rey persa Asuero. En definitiva, una exposición que estará abierta hasta el 13 de mayo y que sugiero, para cuantos visiten Madrid o para los que viven en Madrid. 
Y viene esta exposición a reforzar la idea de que los judíos sefarditas fueron expertos impresores. Con motivo de mi intervención en Toledo, invitado por los miembros del Camino Español de los Tercios, tuve la ocasión de hablar sobre la herencia de Flandes, título de la mesa redonda a la que fui convocado. Traté el asunto de la herencia de Flandes bajo dos aspectos: la influencia del Norte de Francia y Países Bajos en la estructura sindicalista minera asturiana y la impresión de Biblias en castellano, en el siglo XVI, por parte de impresores sefardíes instalados en diversas ciudades belgas y holandesas. 
En el primero de los temas tratados subrayé la gran influencia del sindicalismo minero francés.  El gras gestor, en Asturias, del esquema sindical minero es Manuel Llaneza. Activista en las cuencas, Llaneza pronto fue “fichado” por la patronal y los capataces. Tras la “huelgona” de 1906 (escribo de memoria), le fue difícil colocarse y se vio en la necesidad de marchar a Francia. Trabajó allí dos o tres años y allí vio la necesidad de consolidar una organización sindical que fuera más allá de lo que aquí habían dibujado los sindicatos. Creó el SOMA, a imagen y semejanza de las organizaciones francesas del Pas de Calais, e hizo más cosas que podríamos contar si tuviéramos tiempo y espacio. Tal vez otro día.
 Quienes han estudiado la historia del periodismo español, preferentemente el profesor Altabella, ya dieron cuenta de la existencia de las gacetas editadas en Flandes en el siglo XVII, lo que ha cuestionado el principio de que fuera, precisamente, la Gaceta de Madrid y las ediciones que se hacían en provincias, que data de 1661, las referencias más antiguas y casi únicas de esta modalidad de periódico que, aunque no es comparable a un periódico de hoy, sí constituye ya un principio de lo que será la prensa escrita en los dos o tres siglos siguientes, con la incorporación de algunos elementos técnicos. El profesor Altabella, según quienes han estudiado las gacetas españolas hechas en Flandes en el S. XVII, no parece que hubiera podido tener algunos ejemplares en sus manos, y más bien parece que la referencia que hace de, por ejemplo, La Gaceta Española de Ámsterdam, que es como se tituló esta publicación hacia finales del siglo XVII, fuera tomada de algún otro autor. 
El investigador Javier Díaz Noci, de la Universidad del País Vasco, que se ha ocupado de este asunto en un estudio acerca de las dos publicaciones conocidas: La Gaceta de Ámsterdam, que ya hemos citado. Esta Gaceta, nacida en los talleres de David de Castro Tartás, un impresor de gran fama y prestigio en su época, es una publicación escrita en castellano, y no en ladino con caracteres latinos, como decía el profesor Altabella. La segunda publicación se tituló Noticias Principales y Verdaderas, impresa en Bruselas. 
Los pormenores de las dos publicaciones son breves: contienen noticias sobre España y sobre la familia real y los asuntos bélicos y, especialmente la segunda, se ocupa también de dar noticias de todos aquellos lugares donde existe una comunidad sefardí. 
Porque las dos obras, y algunas otras gacetas más que aún están por descubrir, según el profesor Díaz Noci, son obras de judíos sefardíes. Se ocupa el profesor de ambientarnos el mundo en el que nacen estas publicaciones diciendo que, estos judíos sefardíes corresponden a una comunidad que, nacidos en España y Portugal como cristianos, criados como tales y educados como tales, deciden abandonar nuestro suelo para abrazar la religión de sus abuelos. No son, por lo tanto, sefardíes que salen de España cuando el edicto de expulsión, sino que ya han pasado algunas generaciones y ellos se van a Holanda, y otros lugares de Flandes, donde  van a encontrar un clima más favorable para practicar la religión de sus antepasados. En 1616 se promulgó un edicto que permitía a los judíos practicar su religión y les daba carta de ciudadanía, aunque siempre tuvieron el problema de los calvinistas. 
Constituyeron una comunidad importante; gente culta, pertenecientes a la burguesía comercial, que tomaron parte activa en la vida social holandesa y que fueron generadores de una importante literatura, olvidada, en castellano y portugués. 
En 1620, Ámsterdam se convirtió en un importante centro de publicaciones de gacetas en diferentes idiomas, y gran parte de esta explosión de publicaciones fue obra de los judíos sefardíes. Entre las publicaciones destacan los corantos y las gacetas, con un contenido político-religioso, que sirven a la ideología del poder (casa de Orange y Estados Generales). 
La floreciente industria del libro y publicaciones, tuvo en los sefardíes a un elemento muy activo. Imprimían sus obras en varios idiomas: ellos utilizaban el portugués para el uso doméstico, el español para escuelas y uso comercial y el holandés, que debían saber, para comunicarse con el resto de los holandeses. No conocían el hebreo, según parece, pero sí el latín, y los más cultos el francés, así que publicaban sus libros en seis idiomas:  portugués,  español,  francés  (para el público de los Países Bajos), neerlandés,  latín (para la Comunidad Académica Internacional y hebreo (libros sagrados y grandes tratados religiosos). 
En este breve repaso por las gacetas y publicaciones no vamos a olvidar a una familia donostiarra que, por aquellos años finales del siglo XVII, utilizó su taller en San Sebastián para reimprimir la Gaceta de Ámsterdam, quincenal, y otra muy curiosa, titulada Extracto de Noticias Universales, publicación que no parece una traducción de alguna otra, sino más bien un recopilatorio de varios noticieros. Animó a los Huarte, para esta publicación, la fundación de la Compañía Guipuzcoana de Caracas, en 1727.
 La  comunidad sefardí fue también generadora de las Academias Literarias Sefardíes, que se establecieron al modo de las españolas.