25 años de relación
con Israel
Por Honorio Feito
Rodriguez
Para conmemorar los 25 años de
relaciones diplomáticas entre España e Israel,
se está celebrando en el Palacio de Cañete, sede de la Casa Sefarad-España,
una exposición de comics a través de la cual, ilustradores españoles e
israelíes han dejado lo mejor de su ingenio. En la organización de esta muestra
colaboran también otros organismos, además de la Embajada de Israel y la
Asociación de la Prensa de Madrid.
No estoy muy puesto en esto de la
caricatura, o la ilustración pero, para situarnos, piensen ustedes, amigos
lectores, que cuando la prensa escrita (no se si debo aclarar esto de la prensa
escrita porque, aunque hay otra prensa, la hablada, la de la imagen o
televisada, tengo para mi que cuando citamos la prensa nos referimos,
preferentemente, a la escrita, a los periódicos y revistas). Pues bien, decía
yo que cuando a finales del siglo XVIII y, especialmente, a lo largo del siglo
XIX asistimos a este fenómeno histórico que fueron los periódicos, su
expansión, su manera de llegar cada día a más lectores, a falta de fotografías,
se utilizaron las ilustraciones. Auténticos artistas, verdaderos virtuosos en
esto de trazar, con un carboncillo, apenas unos rasgos en un papel y dejarnos
una semblanza de la fachada de un edificio o de las formas genéricas del rostro
de una persona.
Saltando en el tiempo, digamos que fue
frecuente también un subgénero –si es que los artífices de este arte me permiten
catalogarlo así- que fue la caricatura que pronto alcanzó tintes burlescos,
dejando, en ocasiones, al personaje aludido en no muy buen papel.
En las redacciones de los periódicos
sabemos de la importancia de un buen ilustrador. Las viñetas ocupan actualmente
un lugar preferente y, los periodistas, hemos aprendido que a veces una buena
otra de uno de éstos hábiles dibujantes, puede llegar a tener la fuerza de un
editorial. Así lo corrobora Dorit Maya Gur, directora de la Asociación de
Caricaturistas Israelíes, en un breve artículo-presentación en el catálogo de
esta exposición. Y esta es también la opinión del Comisario de la Exposición,
Luis Conde Martín.
Siento no coincidir, no obstante, con
la observación de Luis Conde cuando, en su artículo, dice que “durante el largo
periodo del régimen del general Franco, el humor gráfico de los periódicos era
algo secundario, relegado a las páginas de miscelánea y entretenimiento…”,
¡hombre!, pero si es en tiempos de Franco cuando en España tuvimos las mejores
muestras, a mi corto entender, repito y no me canso, como fueron La Codorniz,
que se subtitulaba “Humor gráfico en la prensa española de la postguerra”, que
tuvo su primer encuentro con los lectores el año 1941, y Hermano Lobo, nacida
en 1972, por citar dos ejemplos.
Ahora va a resultar que, bajo el
régimen del general Franco, todos los españoles estábamos cabreados, los
periódicos componían columnas y más columnas de textos insoportables y aquí
nadie se reía (¿aquí, precisamente?) de nada ni de nadie…
Para cuantos visiten la exposición,
tal vez convenga decir que una gran parte de las ilustraciones hacen mención,
precisamente, a los asuntos políticos y, más en concreto, a las relaciones
hispano-israelíes, que es el motivo que la ha convocado.
Tal vez la imagen que tenemos del
israelí, en España, esté un tanto distorsionada por la información diaria sobre
los acontecimientos de Oriente Medio. Y creo también que esa imagen, sacada de
contexto, condiciona la opinión que los españoles actuales tienen del israelí.
Personalmente, desconozco qué desconexión cabría establecer entre el judío y el
israelí si consideramos que es, precisamente Israel, el único estado judío en
el mundo.
Siento no poder ilustrar este blog con
alguna muestra de las que se exhiben en la exposición pero, a modo de ayuda al
lector, destaquemos varias: “El paseíllo taurino”, firmada por Alfredo
González, del Diario El Mundo, muestra a un supuesto rabino que lleva, a modo
de capote de paseíllo, la bandera de su país, acompañado por un torero envuelto
en la bandera de España. El “Toro Mítico” es el toro de Osborne de uno de cuyos
cuernos nace el candelabro de los siete brazos, cuyas llamas forman los colores
de la Bandera de España. Juan Carlos, ilustrador granadino, ha dibujado la
Estrella de David, portando un globo que es el número 2, y el mapa de España,
portando el número 5, para formar la cifra que destaca los años de relaciones
diplomáticas entre los dos países. Los personajes de Forges aclaran que el
Estado de Israel no es el pueblo judío. Bajo el título “El mensaje de Moisés”,
Juan Álvarez, de El Jueves, ha dispuesto una viñeta en la que Moisés baja con
las Tablas de la Ley, una en cada mano, una con la Bandera de Israel y otra con
la de España. Esperando, un judío con su kipá y un torero, cuya mano descansa
armónicamente sobre los hombros de su compañero, esperan ansiosos.
El tema de la expulsión de 1492
no ha quedado fuera de la inspiración de
los dibujantes. Orcajo, de El Adelantado de Segovia, ha dibujado una caravana
alejándose con la silueta del Alcázar al fondo, en la que uno de los personajes
tranquiliza a Abraham diciendo que él mismo se ha dejado la llave de la casa
bajo el felpudo… asegurando que el regreso será próximo. “Escena idílica en
Jerusalén”, es el título de la creación
de la firma Ventura & Coromina, de La Vanguardia, en la que se muestra una
terraza en la ciudad santa en la que armoniosamente disfrutan miembros de las
tres religiones.
Nimrod es el autor de un cuadro
titulado “Algún lugar de Tel Aviv” en el que se ve una calle con su paso de
peatones, y en los comercios nombres de conocidas firmas españolas y niños con
las camisetas del Real Madrid y del Barcelona. En el supuesto Muro de las
Lamentaciones, varios judíos rezan con gran concentración. De entre ellos, destaca
uno que lleva la camiseta del Barcelona con el número 10 y el nombre de Messi.
El cuadro se titula “Un famoso ante el muro” y el autor es Sergey, profesor de
arte en Haifa (prometo que he visto esta ilustración antes del partido
Barcelona-Chelsey… pero después del partido Barcelona-Real Madrid). Pero es
este artista, Sergey, quien ha dispuesto otras creaciones muy curiosas: a él le
debemos una ramita de olivo con las banderas de ambos países, una manera
sencilla y sutil de exponer el motivo de la celebración y unas tablas de la
ley, escritas en hebreo, que son los cimientos de una catedral gótica, obra que
él tituló: “Cimientos de una catedral” y, para terminar, para no cansar,
digamos que un grupo de soldados israelíes celebran el triunfo de España en el
último campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Suráfrica. Pero hay más,
incluso me atrevería a decir que con alguna sorpresa, por eso animo a todos a
visitar la exposición y acercarse a la casa Sefarad-España.